viernes, 7 de enero de 2011

Proyecto Turmeda: caminando hacia la integración social y laboral




Hannah Mitchell
Palma./Año tras año los primeros acordes de la mítica melodía turronera avisa de que ha llegado la hora. Hora de volver a casa para todos aquellos que vivimos lejos del calor del hogar. Y conocedores de nuestra gran fortuna, esperamos con gran ansia el reencuentro y planificamos días de festejos, jolgorio y agradecimientos. Agraciados somos aquellos que podemos cobijarnos bajo el manto familiar a la lumbre de los últimos resquicios de diciembre y el nacimiento de las primeras ilusiones de enero.
Vuelve, a casa vuelve … por Navidad.
Fortuna. Caprichosa de tanto en cuanto. Distante en estos días de aquellos que no pueden volver a casa, o ya no tienen. Distante de personas que afrontan un futuro incierto en tierra de nadie con pocos o ningún recurso por delante y una larga historia a sus espaldas que bien merece ser escuchada. Y es que para cada vez más personas, Mallorca no es aquel maravilloso lugar que reza la canción. Debido al agravamiento de la situación económica en nuestro país, cada vez son más aquellos aventurados que se atreven a probar fortuna en la isla y tropiezan con los fríos inviernos a la intemperie y una historia de soledad y calle, mucha calle. Muchos son los inmigrantes que han visto truncada la posibilidad de mantener desde aquí a sus familias, algunos desde su llegada, otros de manera repentina. Ser cabeza de familia en la lejanía y en la más tremenda soledad es un estigma al que a veces se suma la falta de fortuna, y acaba sin techo sobre el que resguardarse.
Pero al final del Camino del Monasterio de la Real , se dibuja el Monasterio de San Bernat, que emana cobijo y esperanza y espanta los desaires de la soledad cuando cae el sol. Alejados del ajetreo de Palma y contiguo al polígono de Can Valero se alza el centro de inserción social Turmeda. Refugio para los dejados de la mano de la fortuna.

Turmeda, calor hogareño lejos de casa
El centro Turmeda es un proyecto incluido dentro del departamento de inmigración e inclusión social que da servicio de acogida a inmigrantes extracomunitarios sin recursos. La titularidad recae sobre Imas, organismo perteneciente al Consell de Mallorca y Cruz Roja se encarga de su óptima gestión. El centro constituye un programa de acogida temporal para inmigrantes recién llegados sin recursos ni alojamiento que ofrece techo y orientación en materia de recursos sociales, sanitarios, laborales, jurídicos y de hospedaje necesarios para iniciar el proceso de regularización a nivel legal y de inserción social en la comunidad Balear.

Silvia,Elisabeth y Julieta forman parte del equipo del proyecto Turmeda


Aprovechando mi estancia en Mallorca y en compañía de Elisabeth Cerrato (monitora de Turmeda ) acudo a mi cita con Julieta Morlans, Trabajadora social de Cruz Roja que de buen grado me recibe en ausencia de la coordinadora, Tatiana Roselló Ferrer. Sorprende el emplazamiento y las dimensiones del caserón, contiguo al monasterio donde actualmente residen curas se siguen impartiendo misas según me informan. Hay motivos navideños en cada rincón y globos colgados en el inmenso comedor que delatan la celebración de la pasada nochevieja.
El centro está completamente vacío. Son las 12.30h y los “habitantes del hogar” partieron, como cada día, a las 8 de la mañana –a las 9 los fines de semana- y no volverán hasta que vuelvan a abrir sus puertas a las 18.00.Dispone de 55 plazas, cinco de ellas destinadas a casos de emergencia que han sido previamente recogidos por la unidad móvil de Cruz Roja.
Julieta explica que Turmeda sólo ofrece servicios básicos de alojamiento y comidas, además de asesoramiento encaminado a la inserción social, y que, aunque en un principio, los usuarios podían disfrutar de los servicios durante un periodo de dos meses, tras el agravamiento de la situación económica reconoce que hay casos que van camino de rozar el año. Según datos ofrecidos por el centro, en 2009 fueron 257 personas (reingresos y nuevos) las que pasaron por Turmeda, al cierre de este pasado 2010 las cifras aún están por confirmar.
El centro imparte clases de catalán y castellano a los usuarios

Un perfil común y un largo camino por delante
El equipo de valoración del Imas, después de una entrevista con cada inmigrante extracomunitario, especifica a qué tipo de perfil corresponde y de cumplir los requisitos lo deriva al centro Turmeda u otros de prestaciones más específicas. Los habitantes del centro tienen terminantemente prohibido consumir, han de ser mayores de edad y deben ser insertables a nivel laboral. Conscientes de la normativa y aceptadas las condiciones, Julieta afirma que rara vez ha tenido problemas con alguno de los usuarios.
Julieta, Elisabeth forman parte del equipo de trabajadores fijos del centro, por su parte, Silvia Cobos Sanches se encuentra cubriendo una sustitución. Junto con la coordinadora y otros tres monitores se reúnen cada martes para hacer un seguimiento de cada caso y las distintas evoluciones. Entre las iniciativas de los trabajadores está dotar de una mayor continuidad a las clases de castellano y catalán que suelen impartirse a los “habitantes” con el ánimo de agilizar su inserción laboral. Los usuarios también disponen de un modesto gimnasio donde poder despejarse y ejercitarse bajo la supervisión de un monitor voluntario.

Los usuarios disponen de sábanas y mantas nuevas cada noche proporcionadas por el centro

Mientras Elisabeth me acompaña en la visita guiada por las instalaciones explica que la alimentación corre a cargo de Imas, aunque el banco de alimentos, en épocas de bonanza les suministra víveres. Además cuentan con donaciones puntuales de ropa por parte de Sfera y la dueña de una zapatería de Inca, quien les hace llegar zapatos en stock de la temporada anterior.
Las donaciones se incrementan en navidades, incluso un colegio ha venido a traer chocolate caliente” comenta Julieta


Es contagiosa la ilusión que se refleja en los ojos de las tres jóvenes cuando les pregunto por su experiencia personal. Julieta afirma recibir más de lo que ella humanamente puede aportar a este proyecto que se renueva cada cuatro años. Elisabeth por su parte afirma que conocer las historias de cada uno de los usuarios ha cambiado su perspectiva personal sobre la forma de ver el mundo.
Dentro de un año las bases del proyecto vuelven a salir a concurso, y el centro aboga por una mejor accesibilidad hacia el caserío- los usuarios han de desplazarse a pié a las afueras de Palma para poder llegar- y por la mejora de las instalaciones que con el paso de los años delatan su antigüedad.
Es importante recalcar la labor de Cruz Roja en las islas, ya que gracias a sus diferentes centros, entre los que se encuentra Turmeda, más de 8000 personas han podido mejorar su calidad de vida, aunque sea de manera momentánea mientras esperan a que la Fortuna vuelva a posicionarse de su lado.

4 comentarios:

  1. Me encanta esta columna hannah!!

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  2. Soy una usuaria de los servicios que presta "Turmeda" y quiero destacar el trato humano que nos dan, lo amables que son y la delicadeza con que tratan a cada uno de los residentes, respetanto nuestra dignidad.
    Estar en el paro y no tener cobijo es lo más duro que le puede pasar a cualquiera, y encontrar aqui tanto calor humano, sin duda es de agradecer y felicitar a todos quienes llevan éste centro. sólo puedo decir, gracias por el apoyo, muchas gracias.

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  3. por cierto q guapa estas en la foto julieta.?

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  4. muchisimas gracias a todos aquellos qe depositais una esperanza en una persona sin esperanzas.cuchas gracias equipo turmeda

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