viernes, 21 de octubre de 2011

Cuando unos dan la vida por otros

Los héroes de Fukushima reciben el Premio Príncipe de Asturias 2011 a la Concordia, junto a otros siete galardonados en diferentes categorías.



Aroa Fernández / Todo está preparado para la entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2011 en Oviedo. El Teatro Campoamor aguarda engalanado, la alfombra azul extendida, las calles de los alrededores más limpias de lo habitual y los medios de comunicación listos para contar al mundo lo que allí ocurrirá durante las próximas horas. Y es entonces cuando el bullicio se convierte en silencio, el mismo que escucharon los héroes de Fukushima, cuando decidieron arriesgar sus vidas por la de miles de personas.




Ellos son el grupo de hombres y mujeres que trabajaron en la emergencia nuclear provocada por el tsunami que asoló el noreste de Japón el pasado 11 de marzo. Hoy, representados en Oviedo por dos policías, dos militares y un bombero, recibirán el galardón a la valentía o, como ellos lo prefieren llamar, a la responsabilidad que conlleva su trabajo.







Operarios trabajando tras el tsunami / Reuters



A pesar de las condiciones adversas a las que se enfrentaban, los distintos colectivos que trabajaron durante semanas en Fukushima supieron entregar su esfuerzo sin saber lo que les podía ocurrir ni siquiera a lo que debían combatir. El enfriamiento de los reactores, el acotamiento de la zona de exclusión y la evacuación de la población en los momentos en los que los reactores emitían dosis muy altas de radiación fueron determinantes para el control de la situación. Estas tareas las llevaron a cabo tres grupos de personas. Uno de ellos fue el formado por empleados de la Tokyo Electric Power Company (TEPCO), operadora de la central. De sus 130 trabajadores, 50 se presentaron voluntarios, entre ellos algunos empleados jubilados. Dada la necesidad de personal, se intensificaron los turnos y se tuvo que acudir a nuevas contrataciones. En los siguientes 15 días al suceso ya habían intervenido en la central de Fukushima un total de 1.312 operarios. El segundo grupo fueron los bomberos procedentes de varias prefecturas, especialmente de Tokio, y el tercero estaba formado por los miembros de las Fuerzas Armadas de Japón.




Entre todos consiguieron minimizar unos riesgos que a día de hoy siguen generando un debate sobre la energía nuclear. Aún así, no cabe duda de que este reconocimiento sirve para ensalzar unos valores tan necesarios en el ser humano, como son la humildad, la generosidad y la valentía para conseguir el bien común.




Ahora solo nos queda creer en el ser humano y confiar en que los límites nos convierten en mejores.

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