lunes, 8 de noviembre de 2010

Luto por la libertad de expresión y los Derechos Humanos en Marruecos

Hannah Mitchell/ A lo largo de esta última semana, numerosas han sido las condenas de los dirigentes españoles hacia el modus operandi del contingente marroquí desde que se alzara el campamento protesta Saharaui en El Aaiún. La escala de tensión y los enfrentamientos producidos por la cobertura mediática de la causa saharaui han puesto en entredicho la protección de la libertad de expresión y los Derechos Humanos en el país marroquí. Periodistas y civiles han sido blanco del ejército local en más de una ocasión, hecho que ha supuesto una avalancha de titulares contrarios a la gestión del gobierno de Marruecos.
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La Secretaria de Política Internacional y Cooperación del PSOE, Elena Valenciano, ha condenado públicamente la agresión sufrida por los periodistas españoles de TVE y la cadena SER Antonio Parreño y Eduardo Marín el pasado jueves mientras cubrían el juicio a siete activistas saharauis en Ain Sbaa.

La también diputada socialista ha destacado la importante y loable labor de los corresponsales españoles, subrayando su derecho a la libertad de prensa. "Marruecos debe saber que en España la prensa es libre", ha declarado recientemente a la Cadena Ser. Valenciano ha lamentado este tipo de incidentes, que dificultan las "buenas relaciones" entre los dos países, "que han mejorado notablemente en los últimos años". La Secretaria se desmarca de las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Taib Fasi Fihri, quien antes del incidente criticaba la cobertura de los periodistas españoles en marruecos. A este respecto, la dirigente socialista, sólo apunta que no cree que exista una “correlación directa” entre las manifestaciones verbales del ministro de exteriores marroquí y los sucesos acaecidos posteriormente.

El Ministerio que dirige Trinidad Jiménez ha considerado necesario que se aclare lo ocurrido "cuanto antes", según han informado a Efe fuentes de este departamento.


Muy a su pesar, Marruecos acapara todos los focos.

El Gobierno de Rabat impuso restricciones a los corresponsales españoles que trataban de informar sobre el campamento donde se concentran miles de saharauis a las afueras de El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, en defensa de sus derechos civiles.
Los últimos acontecimientos no hicieron sino acrecentar el interés internacional hacia el campamento, cuya cobertura informativa se convirtió en una verdadera labor de infiltración clandestina por parte de los medios que hasta allí se trasladaron. Las imágenes y grabaciones extraídas de las experiencias de los medios han sido objeto de ira del gobierno marroquí, a quienes esta “verdad incómoda” les parece un perfecto ejemplo de “desinformación de la sociedad internacional por parte de los medios españoles”.


Última hora

Fuerzas marroquíes han asaltado hoy el campamento saharaui cerca de las 07.00 de la mañana, dejando decenas de heridos según las primeras informaciones que llegan al respecto. La operación comenzó con la intromisión de varios helicópteros mientras soldados marroquíes advertían a los acampados que debían abandonar el recinto en el acto. Fue entonces cuando grupos formados por mujeres y niños abandonaron las inmediaciones para trasladarse al centro de El Aaiún, antes de que se desencadenasen los acontecimientos que ahora ocupan las portadas de los rotativos internacionales.
Tras la salida de este pequeño colectivo, empezó al amanecer el asalto al campamento de Agdaym Izik en el que la Gendarmería utilizó cañones de agua, gases lacrimógenos, porras y disparó balas de goma contra los acampados. Se desencadenó una auténtica batalla campal. Decenas de jaimas empezaron a arder sembrando el pánico entre las familias acampadas. Enaama Safari, uno de los buques insignia del campamento, ha sido detenida por los soldados asaltantes.

Tras la destrucción de las jaimas y la toma de control del campamento, miles de saharauis han emprendido camino a pie, por un pasillo abierto por las fuerzas de seguridad, hacia El Aaiún distante de unos 15 kilómetros.

Por el momento, se pone fin así a la mayor protesta desde que España se retirase del territorio hace 35 años.


Fotografías proporcionadas por EFE.

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