lunes, 27 de diciembre de 2010

Luces y sombras en los fondos destinados a acción humanitaria

En tiempos de crisis económica y de las cuentas públicas una de las decisiones cruciales que se les plantea a los gestores de fondos públicos es en qué materias del presupuesto se puede recortar. Salvo los servicios públicos esenciales, la práctica totalidad de partidas sufre la acción de la tijera.
Entre los afectados de la reducción de gastos, se encuentra la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Dentro de ella, la gran olvidada históricamente ha sido la acción humanitaria. Sin embargo, su participación está aumentando en el conjunto de Administraciones Públicas –debido principalmente a la aportación del Gobierno central-, hasta alcanzar casi el 10% del total de fondos destinados a la AOD. Así, mientras la AOD cayó un 0,71% en 2009 respecto al año anterior (aunque en términos relativos respecto al PIB habría aumentado por la mayor caída de éste), los fondos destinados a acción humanitaria crecieron un 15% y se duplicaron respecto a la cifra de 2007.

Pero a pesar de este aumento, no todo son buenas noticias, ya que la aportación de las comunidades autónomas a este concepto descendió un 37,5% y ha caído a casi la mitad si lo comparamos con los datos de hace dos años. En 2009 sólo cuatro comunidades –Extremadura, Castilla-La Mancha, País Vasco y Cantabria- aumentaron su aportación y las otras trece disminuyeron sus fondos –nueve por encima del 50%-. Especialmente significativo es el caso de la Región de Murcia, que decidió eliminar los fondos de Ayuda al Desarrollo destinados a acción humanitaria.

La situación daría razones para preocuparse sino fuera porque el peso de las Comunidades Autónomas en la acción humanitaria todavía es pequeño, apenas el 7,2% del total. Las entidades locales tienen una participación mínima (1,7%) y las Universidades juegan un papel testimonial. Así pues, es la Administración central, principalmente a través del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (89,1 puntos del 91% del Gobierno), el que sostiene el peso de la ayuda a acción humanitaria.

Por tanto, las decisiones de las Comunidades Autónomas no suponen un elemento crucial en estas políticas, si bien esto no quiere decir que sea importante llevar a cabo una acción eficiente. Es precisamente hacer frente a los problemas derivados de la descentralización es el caballo de batalla en este momento.

La práctica totalidad de las comunidades autónomas tiene regulada por ley sus políticas de cooperación. Algunas de ellas recogen expresamente la coordinación con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) como elemento importante de sus políticas y mantienen abiertas convocatorias de carácter permanente. Otras, sin embargo, muestran una absoluta carencia de estructura para trabajar en la acción humanitaria, con personal que no está específicamente preparado para el desempeño de esas tareas.

Una de las posibles razones por las que ha descendido la contribución de las comunidades autónomas a acción humanitaria podría venir explicado por la ausencia durante 2009 de desastres naturales que tuvieran un fuerte impacto en los medios y en la opinión pública. El propio informe ya en su título vaticina un aumento considerable de la acción humanitaria para 2010: “En esas estábamos cuando tembló Haití”.

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